Bernie Sanders desafia a Donald Trump en las elecciones en EE.UU. 2020

   

Luego de su fracaso monumental para predecir los resultados del Brexit, el referendo de los acuerdos de paz de Colombia y de las elecciones presidenciales en EE.UU., los encuestadores sufren de lo que podría llamarse, caritativamente, un problema de credibilidad.
Y sin embargo, entre un segmento del electorado estadounidense que todavía estáaturdidoe incluso horrorizado por el triunfo de Donald Trump, hay una encuesta en particular que sigue quitándoles el sueño.

Es la que indicaba, a mediados de 2016, que el senador por Vermont Bernie Sanders, quien en ese entonces se peleaba con Hillary Clinton la nominación demócrata a la candidatura presidencial, se impondría con relativa facilidad a Donald Trump en las elecciones generales.
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El promedio de encuestas del sitio Real Clear Politics mostraba que entre el 6 de mayo y el 5 de junio de 2016, Sanders aventajaba a Trump en una confrontación hipotética 49% a 39%. En esos momentos, las mediciones hablaban de un virtual empate si los candidatos eran Trump y Clinton.

Tal vez esa encuesta estaba tan equivocada como las que aseguraban que Hillary Clinton llegaría con facilidad a la Casa Blanca el martes pasado.
Pero entre muchos demócratas, en particular los simpatizantes del ala más izquierdista del partido, persiste la angustiosa duda en torno a si el veterano político, socialista declarado, habría podido triunfar en donde Clinton fracasó.

Bernie Sanders no puede ser más distinto. Se autodeclara socialista en un país en donde muchos ven esa tendencia política como una aberración.
Y con su apariencia austera y fama de frugalidad, atraía a los que se sentían molestos con los excesos cuasi-imperiales que otros atribuían a los Clinton.
Sanders fue el Pepe Mujica de la política estadounidense, el hombre que representaba para muchos ciudadanos, especialmente para los jóvenes universitarios, una alternativa refrescante por venir de alguien quien conseguía proyectar una imagen de autenticidad, de estar más allá de las vanidades de la política tradicional.

Más allá de su imagen, Sanders contaba con un discurso político especialmente atractivo para el momento. La polémica por la creciente desigualdad económica en la sociedad estadounidense era terreno fértil para un candidato que prometía acciones gubernamentales contra los excesos de Wall Street y en defensa del trabajador.

Esto al tiempo que Clinton enfrentaba crecientes críticas por su cercanía con el sector financiero y la clase empresarial que muchos en el electorado habían identificado como el “enemigo”.
En los días antes y después de las elecciones del 8 de noviembre, los medios entrevistaron a muchos votantes que decían que, pese a todos los escándalos y exabruptos de Trump, votaban por el magnate pues, en sus palabras, “cualquier alternativa es mejor que Hillary Clinton”.
Lo que lleva a la especulación que angustia a los demócratas: que en las primarias escogieron al candidato equivocado, ignorando al que tenía la personalidad y las políticas apropiadas para un electorado enardecido que terminó escogiendo una opción tan radical como la de Trump.

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